Exposición “Sergio Castillo: Domador de Metales”
Entre el 2 de julio y el 6 de septiembre de 2015 en hall central y la sala Matta del Museo Nacional de Bellas Artes, se realizó la exposición “Sergio Castillo: Domador de Metales”, muestra que presentó sesenta obras del escultor.
El Director del Museo Roberto Farriol se refirió a la muestra con estas palabras:
La presente exposición del destacado artista chileno Sergio Castillo (1925-2010), Premio Nacional de Artes Plásticas 1997, es un homenaje a uno de los escultores más reconocidos de la escena nacional e internacional. Las presentes obras exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes así lo demuestran, muchas de ellas han sido emplazadas en los más importantes espacios públicos, universitarios y en museos del mundo: Museo Lenin, Moscú; Colegio Verbo Divino, Santiago de Chile; Universidad de Boston, Estados Unidos; y Universidad de Talca, Chile, por mencionar sólo algunos. Éste es uno de los principales logros y características de su trayectoria artística: haber logrado llegar con sus esculturas a importantes instituciones culturales públicas y privadas, alcanzando una estatura expresiva claramente identificable como uno de los mejores exponentes nacionales de esta disciplina.
Junto con recordar su aporte en el desarrollo de la escultura nacional, como pionero en emplear el acero como medio escultórico en Chile, es también una ocasión para exhibir una cuidadosa selección de obras que formaron parte de sus primeros trabajos artísticos de exploración a través de este material. Lo que hoy exhibimos en la Sala Matta es el resultado de un dedicado trabajo curatorial a cargo de Silvia Westermann, quien fuera su mujer y pilar fundamental en su fecunda labor como artista. Para esta exposición Westermann ha realizado una rigurosa selección de las piezas más significativas, que se inicia desde sus primeras etapas como escultor, y donde parte importante de ellas pertenecen a su colección personal.
En un sentido general, las esculturas aquí expuestas de Sergio Castillo muestran el resultado de una permanente exploración y experimentación de formas y temas que transitan desde lo abstracto hasta lo figurativo. Donde el proceso de exploración, desarrollado con mucha libertad, Castillo lo manejó con un sostenido dominio del acero, dejando esto en evidencia en obras que van desde lo gestual de las formas a los planos de geometrías elementales del espacio escultórico. Ahí se encuentra la máxima de Sergio Castillo, en su interés hacia la autonomía expresiva del acero en sus diversas variaciones, dando cabida a la libertad de la búsqueda de su universo personal y permanente manejo estético.
La curadora de la muestra Silvia Westermann afirmó lo siguiente:
Sergio Castillo pertenece a esos pocos privilegiados que nacen con el don de la creatividad.
En su camino se le cruzó ese maravilloso metal llamado fierro o hierro o acero. Fue un amor a primera vista, pero a pesar que a veces lo engañó con otros metales, siempre volvió a su primer y gran amor. Con él hizo su primera escultura en 1957 y la última, el día que murió el 19 de agosto del 2010.
Como escultor rebelde quiso dominarlo, pero el fierro no lo permitió, ya que él tiene sus leyes y hay que respetarlas. El artista cedió y aceptó que el metal fuera su maestro y amigo, él guió su mano y corazón, le enseñó a bailar con esa música maravillosa del martillo, la soldadora y la pulidora. No es casualidad que muchas de sus esculturas se llaman “notas musicales”.
El fierro o hierro o acero fue muy generoso con el artista, le enseñó a hacer animales, a desahogar sus penas por la injusticia o contarnos sus fantasías eróticas, pero sobre todo a desarrollar ese don de la monumentalidad en sus obras abstractas.
Sergio Castillo donde esté debe estar diciendo, “gracias a la escultura que me dio tanto”.