Pintor. Se consolidó como uno de los más importantes pintores, críticos de arte y pedagogos de su tiempo. Estudió en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile, donde recibió formación de destacados maestros como Pedro Lira y Juan Francisco González. Aunque comenzó influenciado por el impresionismo, su estilo evolucionó hacia un lenguaje expresionista, que conjugaba una paleta vibrante y composiciones dinámicas, enfocadas en temas de la vida cotidiana chilena.

Bontá fue un gran observador de las realidades sociales, y sus obras frecuentemente representaron paisajes rurales, urbanos y escenas que reflejan la vida de campesinos y trabajadores. Su enfoque artístico buscaba capturar no solo el entorno físico, sino también el espíritu de las personas que lo habitaban, convirtiendo sus piezas en un testimonio cultural de su época.

Más allá de su labor como artista plástico, Marco Bontá desempeñó un rol fundamental en el desarrollo del pensamiento crítico sobre las artes visuales en Chile. Fue un escritor prolífico que publicó ensayos y artículos sobre arte, donde abogaba por un enfoque que equilibrara la innovación técnica con la conexión a la realidad social. Como docente en la Universidad de Chile, Bontá inspiró a una nueva generación de artistas, promoviendo la reflexión y el compromiso social a través del arte.