Fue uno de los artistas más influyentes del siglo XX, reconocido por su vinculación al surrealismo y su capacidad para fusionar elementos de la abstracción con la representación psicológica. Nacido en Santiago de Chile, comenzó sus estudios en arquitectura antes de abandonar la carrera para dedicarse a las artes plásticas. Su vida artística cobró impulso en Europa, donde se trasladó en 1934 y entabló contacto con importantes figuras del surrealismo, como Salvador Dalí y André Breton.

A mediados de la década de 1930, Matta adoptó una visión profundamente filosófica del arte, influenciado por las teorías de Freud y Jung. Fue precisamente su encuentro con Breton lo que lo introdujo al surrealismo, movimiento que le permitió explorar las dimensiones del inconsciente, los sueños y la psique humana. Su obra se caracteriza por el uso de formas fluidas y colores vibrantes, con una iconografía en la que se manifiestan paisajes cósmicos y otros mundos internos.

A lo largo de su carrera, Matta no solo cultivó el surrealismo, sino que experimentó con diferentes técnicas, pasando por el expresionismo abstracto y la pintura figurativa. Su estancia en Nueva York durante los años 40 le permitió integrarse al círculo de artistas del Expresionismo Abstracto, donde su obra recibió reconocimiento internacional. También participó activamente en la pintura mural y fue un defensor de la libertad creativa, lo que le permitió colaborar con otros artistas de renombre, como Jackson Pollock y Roberto Siqueiros.

En 1990 recibió el Premio Nacional de Arte.   La obra de Matta permanece vigente, pues su propuesta visual es un testimonio de la constante búsqueda de la dimensión emocional y espiritual del ser humano.