Hipólito

El problema fundamental en HIPOLITO es el de la hýbris o insolencia de sus protagonistas, Hipólito y Fedra, frente a las divinidades Ártemis y Afrodita (cada uno de ellos peca en un aspecto diferente). Pero estas diosas no juegan más que un papel de comparsas, y su inclusión (y el respeto al mito) se debe a un recurso artístico, a una aparente fidelidad a estas creencias con el fin de ganarse al público, o a una crítica velada a la arbitrariedad con que los dioses mueven, según los mitos, los resortes del corazón humano. Con hábiles pinceladas, el poeta pone de relieve que Hipólito se desconoce a sí mismo: está ciego ante la pasión amorosa, avasalladora y terrible, y así labra su ruina.

La leyenda de Hipólito y Fedra  tuvo su origen en Trozén, donde la figura de Hipólito estaba instaurada en templos y recintos sagrados. Existían dos tradiciones sobre su muerte: una popular, con toda la peripecia de su muerte con el carro y su posterior enterramiento; y otra culta, que ignoraba la existencia de la tumba y tenía al héroe por una divinidad, más que por un mortal.

Eurípides desvela en esta tragedia la terrible pasión de una mujer enamorada, y la firmeza casi enfermiza de un muchacho perfecto, pero logra hacerlo con los que, muy probablemente, sean los dos personajes más heroicos (en el sentido trágico ortodoxo) de todo su teatro. Detalles euripideos siguen siendo ciertos ribetes de la mezquindad congénita al ser humano o la importancia de personajes sencillos, tomados de la vida real (como la nodriza).

EURÍPIDES nació el 23 de septiembre probablemente del año 480 a.C., en Salamina, día de la batalla naval entre griegos y persas. Hijo de un tabernero y una verdulera. Recibió una esmerada educación.

Sus obras iniciaron su representación en los festivales dramáticos de Ática durante el año 454 a.C., pero hasta el año 442 a.C. consiguió el primer premio. Esta distinción recayó sobre él en otras cuatro ocasiones. Recibió la influencia de los sofistas y de filósofos como Protágoras,  Anaxágoras y Sócrates. Fue frecuentemente atacado por parte de los escritores atenienses de comedia: Aristófanes lanzó contra él una sátira en Las ranas (405 a.C.).

Sus obras fueron criticadas dado su carácter anti convencional, (sus héroes y príncipes hablaban un lenguaje cotidiano) y por su independencia de los valores morales y religiosos. Eurípides representó los nuevos movimientos morales, sociales y políticos surgidos en Atenas hacia finales del siglo V a.C. Introdujo una nueva conciencia en la tragedia. Interesado por el pensamiento y las experiencias del ser humano común, más que por las figuras legendarias, trató a sus personajes de un modo realista. A la estructura de sus obras se la calificó de imperfecta por el uso del coro como un elemento independiente de la acción. Además fue criticado por el uso de un prólogo explicativo. Otro de sus recursos eran el deus ex machina, o introducción inesperada de un dios para facilitar o provocar el desenlace.